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Memoria

De Tiempos Ochenteros

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Están de moda Los Ochentas, está de moda llorar sobre la hedionda leche derramada de los tiempos negros de la dictadura, de moda la excelente y mal entendida serie que el Canal 13 da los domingo, y también de moda andar diciendo lo valiente y luchador que se fue en esos tiempos, y me refiero con esto a tanta figurita de juguete de la televisión pinochetista que hoy por hoy dice haber luchado por el bien y la justicia: periodistas, animadores, y otros bufones, cuyo único mérito es haber llevado «entretención»a los hogares de un pueblo que estaba de luto. Ellos olvidan algo, olvidan que los lutos son necesarios para llorárselo todo, para aceptar que las cosas han cambiado y para comenzar a sanarse. Desde un inicio todo partió mal en Chile.

-¿Pero qué tiene que ver esto con una columna llorona de bandas que ya no están más? -¿Qué tiene que ver esto con un compilado de palabras que sólo apelan a la memoria y el corazón de unos supuestos radioescuchas? A mi juicio bastante.-  Voy a partir por arrimarme a las palabras del vocalista de la Bersuit Vergarabat, Gustavo Cordera, quien dijo no entender porqué al cantar el tema «La argentinidad al palo»- la gente sacaba banderas argentinas y se lo lloraba todo de la emoción, cuando la canción era una crí­tica y no una loa. Creo que lo mismo pasa con el revival ochenteno; he escuchado incluso a gente que considero inteligente, diciendo qué linda época aquella, que bonitos tiempos esos. -¿PERDÓN?-  La serie de los ochentas, esa con Tamara Acosta y Daniel Muñoz es excelente, no porque la época que recuerdan fue maravillosa, la serie es excelente, porque nos recuerda, la increí­ble dignidad y valor de mucha gente, que en medio de tiempos horribles era capaz de jugarse la ropa por sus principios, por sus seres queridos, por sus amigos (cuando Muñoz le presta ropa al amigo y los CNI se lo llevan a él).-

Repito, lo bueno de esa serie eran las personas que luchaban que seguí­an manteniendo la esperanza en dí­as mejores, no sé ya si Alamedas, pero por lo menos una Gran Avenida más decente. Y ese tiempo también le pertenece a la música, porque habí­a música olvidable, habí­a algunos que hasta cantaban en inglés, mirando para el lado. Pero también habí­a otros, claro que habí­a de los otros.

Recuerdo esa tarde de 1986, me junté con el Gabriel, mi hermano Nibaldo y el Willy, en alguna estación de metro- (que a todo esto fue inaugurado en 1975, y no sé como diablos celebra 40 años, en fin)-  -¿Nuestro destino?-  El Estadio Ví­ctor Jara, que en esos tiempos se llamaba Estadio Chile, esa tarde tocaban Los Prisioneros. La galucha nos costó 300 pesos, que no sé de dónde diablos sacamos, pero ahí­ estábamos en una larga fila que esperaba para ver ese último recital con el que Los Prisioneros daban término a la peleada gira del «Pateando Piedras»- donde les clausuraron más de la mitad de los recitales, por el sólo hecho de que la banda estaba llamando muy abiertamente a oponerse a los milicos. Así­ que ahí­ estábamos mojados (porque lloví­a con baldes), semi-asustados, esperando la prepotencia policial en cualquier momento, pero digo semi-asustados, porque éramos jóvenes y el miedo es para los viejos. Ahí­ estábamos entonces, RADIANTES. Con nuestra entrada en la mano.

-¿Qué te puedo contar del recital? -¿Qué te puedo decir de lo que era ir a ver música en aquellos años, la música que fuera? Esa tarde fue el paraí­so, cantamos, gritamos, protestamos, nos reí­mos. En medio del dolor, en medio de profesores degollados, de jóvenes iguales a nosotros quemados vivos, ahí­ estábamos conquistando uno de los primeros espacios de queja, de protesta que hubo: el recital de Rock. Porque hubieron bandas como Sol y Lluvia, Emociones Clandestinas (que telonearon aquel dí­a), Aparato Raro, Los Prisioneros, que no se callaron, y,- por eso, por los que no se callaron es que esa época valió la pena. Por nada más.

Los ochentas son hermosos solo cuando recuerdas lo único bueno que tuvieron: la gente digna, la gente valiente que no se quedó callada nunca, la gente que no transó ni un ápice sus ideas. Ni militares golpistas, ni sus herederos polí­ticos actuales.

Lo único hermoso de los ochentas fuimos nosotros, que sobrevivimos y que no nos hemos rendido. Soy Pablo San Martí­n, furioso esta vez.- Adelante las guitarras.

Por Pablo San Martí­n M.

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6 Comments

6 Comments

  1. Revo Marcelo

    19 diciembre, 2008 at 10:03 am

    Vi un capí­tulo hace unos dí­as, aquel en los estudiantes salen a panfletear y la hija de Muñoz se da cuenta que los «sapeo» alguien de la CNI, mostraron imágenes de archivos de aquellas que no te dejaban ver en su tiempo… a mi el capí­tulo solo me genero angustí­a, no me place recordar una época de mierda …

  2. Revo Marcelo

    19 diciembre, 2008 at 6:03 pm

    Vi un capí­tulo hace unos dí­as, aquel en los estudiantes salen a panfletear y la hija de Muñoz se da cuenta que los «sapeo» alguien de la CNI, mostraron imágenes de archivos de aquellas que no te dejaban ver en su tiempo… a mi el capí­tulo solo me genero angustí­a, no me place recordar una época de mierda …

    • Dj Rho

      24 diciembre, 2008 at 7:19 am

      Tranquilo Revo, no se trata de recordar se trata de conocer episodios pequeñitos de la historia reciente de nuestro paisaje.
      Algunos tuvieron mas suerte que otros en aquellos tiempos, y pudieron coger un panfleto del piso sin recibir una bala de un milico agasapado. Ahora se trata de nosotros mismos, nuestros hijos y nietos si los teneis, que deben conocer y traspasar la historia de manera tambien verbal, (pudiendo ser fotografica, audiovisual, u holografica) para que no ocurran cosas como aquellas.
      Claro, no es facil que la historia se vuelva a repetir tal cual fue, tampoco querederiamosiamos eso, mas bien velar por que la verdad perdure como unico mensaje sobre el cual nos pongamos de acuerdo un dia, cada uno con sus ideas, cada uno con sus vestimentas, cada uno con sus colores, sonidos e imagenes. concluyentemente tener fundamentos. (no se si existe la palabra concluyentemente)

  3. Dj Rho

    23 diciembre, 2008 at 11:19 pm

    Tranquilo Revo, no se trata de recordar se trata de conocer episodios pequeñitos de la historia reciente de nuestro paisaje.
    Algunos tuvieron mas suerte que otros en aquellos tiempos, y pudieron coger un panfleto del piso sin recibir una bala de un milico agasapado. Ahora se trata de nosotros mismos, nuestros hijos y nietos si los teneis, que deben conocer y traspasar la historia de manera tambien verbal, (pudiendo ser fotografica, audiovisual, u holografica) para que no ocurran cosas como aquellas.
    Claro, no es facil que la historia se vuelva a repetir tal cual fue, tampoco querederiamosiamos eso, mas bien velar por que la verdad perdure como unico mensaje sobre el cual nos pongamos de acuerdo un dia, cada uno con sus ideas, cada uno con sus vestimentas, cada uno con sus colores, sonidos e imagenes. concluyentemente tener fundamentos. (no se si existe la palabra concluyentemente)

  4. Dj Rho

    24 diciembre, 2008 at 3:19 am

    Tranquilo Revo, no se trata de recordar se trata de conocer episodios pequeñitos de la historia reciente de nuestro paisaje.
    Algunos tuvieron mas suerte que otros en aquellos tiempos, y pudieron coger un panfleto del piso sin recibir una bala de un milico agasapado. Ahora se trata de nosotros mismos, nuestros hijos y nietos si los teneis, que deben conocer y traspasar la historia de manera tambien verbal, (pudiendo ser fotografica, audiovisual, u holografica) para que no ocurran cosas como aquellas.
    Claro, no es facil que la historia se vuelva a repetir tal cual fue, tampoco querederiamosiamos eso, mas bien velar por que la verdad perdure como unico mensaje sobre el cual nos pongamos de acuerdo un dia, cada uno con sus ideas, cada uno con sus vestimentas, cada uno con sus colores, sonidos e imagenes. concluyentemente tener fundamentos. (no se si existe la palabra concluyentemente)

  5. Dj Rho

    24 diciembre, 2008 at 7:19 am

    Tranquilo Revo, no se trata de recordar se trata de conocer episodios pequeñitos de la historia reciente de nuestro paisaje.
    Algunos tuvieron mas suerte que otros en aquellos tiempos, y pudieron coger un panfleto del piso sin recibir una bala de un milico agasapado. Ahora se trata de nosotros mismos, nuestros hijos y nietos si los teneis, que deben conocer y traspasar la historia de manera tambien verbal, (pudiendo ser fotografica, audiovisual, u holografica) para que no ocurran cosas como aquellas.
    Claro, no es facil que la historia se vuelva a repetir tal cual fue, tampoco querederiamosiamos eso, mas bien velar por que la verdad perdure como unico mensaje sobre el cual nos pongamos de acuerdo un dia, cada uno con sus ideas, cada uno con sus vestimentas, cada uno con sus colores, sonidos e imagenes. concluyentemente tener fundamentos. (no se si existe la palabra concluyentemente)

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