Entrevistas
Vilú: «Me inspiran las mujeres valientes que persiguen los sueños no solo individuales, sino colectivos»
Empezar una entrevista siempre es algo dificultoso, sobre todo en este extraño formato pandémico en que hay que mantener las distancias y, entonces, todo se vuelve impersonal, lejano. Sin embargo, hay personas que hacen que este proceso se haga llevadero, lleno de una simpatía y simpleza tal que trasciende lo físico y la pantalla y las letras se convierten en cosas tangibles.
En este caso, hablar con Vilú se convirtió en una interesante odisea, pues la chilota es de pocas palabras, pero cuando las suelta, no hay títere que quede con cabeza. Como ella misma dice “Estoy aprovechando esta pandemia para sanarme y estar bien con mi gente” y es por eso mismo que toca poco (menos ahora con la pandemia), pero igualmente se mantiene activa como trabajadora de la música, educadora e investigadora. Siempre inquieta, hoy trabaja en lo que sería su nueva obra “El Dolor”, canciones en donde los sonidos han ido sumándose gracias a la inclusión de Lxs Aerostáticxs, banda creada por Vilú, Jacinto y Paulina Lobos, que buscaba de forma libre dar nuevos colores a las canciones del disco “Humedal” (2015). Luego, se unieron José Luis Cayul con Gerardo Figueroa y se completaron las piezas y se generó un nuevo sonido, una nueva cara para sus canciones tristes, dolorosas, como el nombre del disco.
Con toda una historia primigenia de migración desde el archipiélago de Chiloé, donde se inició en la música desde el folclor más puro, hasta el Espacio Remolino, el patio de su casa, donde Vilú nos entregó su tiempo, pensamientos, historias y opiniones para estas preguntas que compartimos con ustedes.
¿Cuándo comienzas a darte cuenta de lo difícil que es ser mujer en nuestra sociedad y en la música?
Por un lado, creo que desde que una es niña comienza a darse cuenta de las diferencias que hacen los padres contigo porque eres mujer en relación a tus hermanos hombres, en tanto a las oportunidades, confianza y preferencias. Eso mismo me forjó un carácter contestatario a pesar de ser algo tímida. Yo vivía en un lugar rural de Castro alto en Chiloé, entremedio de los cerros y en lugares sin alumbrado público, entonces era súper peligroso volver del colegio a eso de las 7 de la tarde cuando ya era de noche y sabía que podía salir alguien y hacerme algo, por lo que no me daban mucho permiso para salir a juntarme con mis amigos y obvio que eso me enojaba mucho. Eso era algo frustrante con lo que tenía que vivir a diario, a parte de los acosos que una niña adolescente comienza a sufrir al despertar la pubertad sobre todo en un lugar tan machista y misógino como es el Archipiélago de Chiloé. Esto, entre otras cosas, pues yo jugaba fútbol en esa época cuando era un deporte netamente masculino, por lo que a los 12 años aproximadamente ya no pude seguir jugando debido a los comentarios de mis padres sobre mis piernas con moretones (que no eran de “niñita”) y por los acosos que comencé a vivir entre los partidos y desde los cabros con los que jugaba.
¿Y en la música?
En la música fue algo más tardío, pues cuando más chica normalice que no hubiesen invitaciones para tocar ni muchos espacios para las mujeres rockeras, por ejemplo, salvo la de un amigo que de buena onda una vez me invitó a cantar con su banda (Enemigo). Yo tampoco atiné a hacer una agrupación propia… en esa época no tenía mucha perspectiva sobre mi futuro de música. Recién a los 27 años comencé a tocar en vivo mis canciones y creo que lo más chocante fue no poder hacerlo, de frente, porque tenía una guagua de dos años (era mamá soltera) y no tenía apoyo para que alguien lo cuidara para a poder ir a tocar, sobre todo si era de noche, entonces, fueron varias las veces que no pude ir, fui con guagua, o tuve que hacer mil cosas para poder salir y que me cuidaran a mi hijo en un ambiente seguro y amoroso. Todo tenía que ser muy planificado y pensado con mucho tiempo, y aún así habían siempre problemas para optar a una red de apoyo en ese sentido. También este asunto en la música creo que es un tema de clase, porque no todas las músicas tienen los medios económicos suficientes como para pagarle a una niñera, más todos los costos que tiene una carrera emergente. Llevar la batuta es mucha pega, a veces hay otras prioridades sobretodo cuando eres mamá.
¿Cómo lo hiciste?
En realidad, no sé cómo lo hice… con mucha creatividad y esfuerzo. Recuerdo que siempre pensé en pedir disculpas antes que permiso. Eso me servía como estrategia para poder avanzar. Por eso, es un tema de clase. No estaba en la misma posición que otra mujer música con plata para moverme por todas partes y dejar a su hijo al cuidado de alguien como algo cotidiano. Eso me afectó doblemente, pues me sentí discriminada varias veces por ser mujer y no tener suficientes espacios, por ser mamá soltera, pues el papá de mi hijo mayor no se hizo responsable como debía. Además, era una migrante chilota en Santiago y con muchas críticas sobre todo desde lo familiar por elegir la música como oficio, y además para rematarla, sin plata, pues mi familia en general se constituye de gente trabajadora que migró desde el campo a la ciudad. En este sentido, varias mujeres hemos sido o somos discriminadas interseccionalmente por tantas razones, pues al patriarcado le sobran maneras para discriminar a las mujeres. Creo que algo que siempre me ha alimentado el alma, es que he tenido acceso a una buena educación, y creo que la educación es la mejor arma para romper con la falta de igualdad de derechos debido a nuestro género y clase.
¿Cómo se mezcla la creación con la vida cotidiana de una mujer trabajadora, música y madre?
A veces se mezclan bien, porque desde mi vida cotidiana, desde el trabajo amoroso, pero sacrificado de criar, nacen las más bellas revelaciones que luego brotan en ideas que se transforman en poemas, canciones o incluso, proyectos educativos o culturales. Aunque también, por el contrario, a veces no son muy amigas precisamente. En este sentido, justo por el tema de los niños y quehaceres varios en la casa y trabajo o estudios, debido al cansancio o los tantos pendientes, pierdo el foco fácil y me pierdo en una vorágine de hacer nada a pesar de pensar todo y tener mil ideas en la cabeza. Es horrible entrar en ese espiral bipolar de querer hacer mucho, pero chocar con la realidad en la cual no se puede hacer nada, ya sea por tiempo, plata o energía, pues el tiempo que requiero para sostener y guiar a mis hijos es mucho, tengo 3.
Pero ante la falta de tiempo, está la creatividad…
Claro, la creatividad está en todas partes, por ejemplo, mientras cocino, restauro mi casa o cuido y trabajo en mi jardín, o cuando invento mis pócimas yerbateras, o incluso, cuando comienzo a pensar qué haré ahora como artista y reformulo mi vida, sonido y quién quiero ser como humana o artista. Antes, estaba muy metida en hacer proyectos… hoy descanso un poco de ese stress y me he dedicado más a mi misma y a recomponer mis fuerzas luego de muchos años de trabajo sin descanso. A veces es necesario parar y repensarse para poder seguir con fuerza.
Tu obra tiene un vínculo muy cercano a los DDHH e hiciste una canción a una detenida desaparecida que aparece en tu disco HUMEDAL (2015)¿Qué te une a esa senda dolorosa?
Si, hace un par de años reflexioné mucho sobre lo que me estaba pasando con respecto al activismo por los derechos humanos. Tuve que tomar la decisión entre seguir a mi corazón, o a un modelo de marketing para la música. Elegí lo primero, porque fue muy fuerte lo que viví luego de hacer la canción “Gloria”, tanto en lo emocional como en lo social, pues comencé a conocer una dimensión de dolor muy profunda que antes no había tocado, que si bien no eran historias completamente ajenas, nunca me había rodeado de familiares de detenidos desaparecidos ni de gente que trabaja en pos de los DDHH, nunca había sentido tan profundamente la necesidad de investigar más allá, como para direccionar mi proyecto artístico en ese sentido. Sobre la unión a estos temas, creo que viene desde una necesidad vital y humana de buscar justicia. Yo tenía mucha rabia por lo injusto del sistema, tanta violencia e impunidad, que lamentablemente siguen hasta estos días. También supe desde muy niña quiénes eran los malos del cuento gracias a mi papá, quien se encargó de educarnos con consciencia de clase, a pesar de creer lo contrario, jajaja. Siento que esa fue la punta de lanza que me llevó a investigar sobre las violaciones a los DDHH, a parte de la historia de varias personas que fui conociendo, y por supuesto, la necesidad de visibilizar a las detenidas desaparecidas embarazadas que por años y años habían permanecido en la oscuridad mediática y sin justicia.
¿Vienen otros trabajos relacionados con este tema?
Siempre me pregunto «¿Y qué haré ahora?, ¿Qué se necesita denunciar y visibilizar?, ¿En qué puedo aportar como cantora y actora social de mi país?«, y en ese sentido, ya tengo hartas cosas en carpeta, pero hoy creo que es urgente accionar sobre la protección hacia la infancia, sobre la reformulación de las políticas que protegen a las niñas, niños y niñes más vulnerables de nuestro país, #NOMASSENAME, por lo que estoy trabajando en una obra llamada “Niñez” desde fines del 2020, lo que me ha conectado con mis propios dolores de la infancia, los que una provoca como madre sin querer y los que sufren otros niños. Es un tema súper fuerte y difícil de abordar, pero hay que hacerlo. Por ahora, solo estoy juntando energía para lanzarme con esto, que sin duda requerirá de un estado mental sólido que me proporcione fuerzas para sacar la voz.
Desde tu rol de investigadora, presentaste un artículo muy interesante sobre el estallido social y la música, respecto a esto, ¿puedes visualizar un avance en las relaciones humanas en Chile?
Creo que las organizaciones están más sólidas por estos días. Luego del estallido social pasó algo hermoso, muchas personas nos acercamos a los vecinos y nos organizamos en nuestras comunidades. Pero claro, lamentablemente este país tiene unos cimientos de mierda con gente que te califica por lo que tienes, y no por lo que eres. Eso está difícil que cambie si seguimos con el mismo sistema capitalista neoliberal chileno. Aquí la educación es clave, y creo que es por ahí por donde hay que empezar, pero no solo en las escuelas, universidades ni en grupos cerrados de organizaciones, sino insistir en las comunidades autoconvocadas, creo que eso es maravilloso, lo autodeterminado, cuando logras el nivel máximo educativo de autoexigirte aprender e ir a participar de algo. Por ejemplo, cuando se invita a les vecines a juntarse en una plaza y conversar, compartir una once, cuando puedes sumarte sin invitación, solo con las ganas de participar. Cualquier cúpula de poder me apesta, voy a ser sincera, y creo que muchas organizaciones se van desvirtuando por eso… el gustito a la fama, al poder a sacarle provecho a lo tan bonito que hiciste en un principio y que después se vende como un producto para la tv. La educación tiene toda la pega por delante, pues el autoinvitarte a participar de una actividad tiene que ver con un cambio de paradigma social, en el cual cada uno debe hacerse responsable de lo que pasa a su alrededor y de las decisiones que se tomen para mejorar el entorno. Conocer y reconocer nuestra identidad. Desde ahí nace el compromiso con nuestras comunidades.
De acuerdo a tu trabajo como mediadora del programa de apreciación de la música chilena en diversos colegios de Santiago ¿Cómo ves el avance del programa respecto a los objetivos de la política de la música y cómo se desarrolló en esta época pandémica?
El avance de las políticas va lento… muy lento. En este sentido, cada vez recortan más y más las platas a cultura, dejando a varios colegas sin trabajo como pasó con la única pega con contrato que había (programa ACCIONA) o como nos pasó a mis colegas y a mi el año pasado, reduciendo en un 90% mi sueldo y trabajo en las mediaciones para colegios por la pandemia. En ese sentido, amo mi trabajo aunque las condiciones no sean las mejores, pues creo que soy un aporte que llega directamente en beneficio a las comunidades educativas con las que trabajo y trabajamos en el programa en la RM. Con respecto a las políticas, creo que falta mucho, pues dentro de estos lineamientos a seguir, está el fomento de la música, por ejemplo, en la primera infancia y en la 3era edad, cosas que no se ha visto ni en “pelea de perros”.
¿Cómo ves el accionar del Gobierno respecto a este tema?
La dirección desde este gobierno está mal, lo sabemos, y más pésima en cultura. Han destruido todo lo que alguna vez se avanzó. Poco a poco van matando la interacción social en torno al arte, tan importante para el ser humano en tanto a su educación y enriquecimiento cultural. Además, el tema del financiamiento a proyectos por concurso no sirve, es una lata tener que estar año a año en esa modalidad “ratonenando” fondos para poder ejecutar tus proyectos. Aquí falta una planificación a largo plazo y con gente realmente capacitada para trabajar en el MINCAP, que sepa de gestión a largo plazo, que trabaje con comunidades y no con la última organización de moda o la eternamente apitutada.
¿Qué tipo de mujeres son las que te inspiran?
Me inspiran las mujeres valientes, pues siento que es lo que siempre busco en otras compañeras, la valentía de decir lo que se siente y piensa, de ser como una tal cual es, de perseguir los sueños, no solo individuales, sino colectivos… me inspiran las mujeres que aportan a esta sociedad y que se unen con fines altruistas, más allá de buscar el éxito mediático o monetario. Me inspiran las mujeres que protegen el agua, las dirigentas vecinales, las mujeres que se sacan la cresta levantándose apenas amanece y que salen con sus hijos a trabajar, las madres solteras, las abuelas que han trabajado desde pequeñas para haber logrado darle estudios a sus hijos, nietos y que han criado toda su vida. Me inspiran las mujeres que luchan por la justicia y los DDHH, mis compañeras de la coordinadora Femfest, de la Coordinadora 8M, las mujeres antipatriarcales, las poetas, las mujeres trans que han roto todas las dificultades y barreras machistas, aquellas mujeres que nacieron hermosas y poderosas, las que no temen de encontrar su bruja interior y que siempre quieren ser mejores personas para contribuir a que este mundo de mierda sea feminista y sea más justo para todas, todos y todes. Las mujeres tenemos que lograr escribir nuestra propia historia y equilibrar la balanza.
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