Memoria
El año de la pantera

El huracán vino de Huamachuco, rematando los últimos días de dictadura bajo una metralleta de rimas. Los Panteras Negras se llamaban y grabaron el primer casete de rap chileno, «Lejos del centro»(1990). Hoy, Meneses asoma los ojos bajo el jockey para enseñar y escribir esta historia desde el suelo. Y para recordar cuando ni la justicia, ni los de verdes, ni la pasta base, pudieron callar el grito de los reyes de la jungla.
Por estar tomando en la calle o por lo que sea. Más de una vez le pasó: el rapero Lalo Meneses ha bajado la cabeza, tratando de envolverse en el silencio de alguna esquina oscura del retén, mientras un carabinero desliza su dedo por la lista de detenidos hasta llegar a su nombre. «Eduardo Meneses» Meneses» me suena Meneses» -¡Ahhhh, voh erís el Lalo Meneses! Te vay a quedar un rato», dice el de verde con una sonrisa. «-¿Tenís miedo?», pregunta. «No», responde el rapero, mientras hace las matemáticas en su memoria: su voz era la que en los noventa llamaba a incendiar a los pacos, disparando las rimas de «Guerra en las calles», dirigiendo el polvorín de un público que juntaba hiphoperos, maestros de la construcción, punkies, pelusones y reyes de la pobla. Y carabineros, siempre estacionados afuera de los conciertos. Y todo este lote siempre se acuerda de su vida como Pantera.
Hay veces que su historia emerge en condiciones más gratas. La última: un grupo de cercanos le organizó una fiesta el próximo sábado 28 para celebrar sus 20 años de carrera, justo cuando se cumplen dos décadas de la aparición del primer casete de Panteras Negras, «Lejos del centro»(1990), grito primal del rap facturado en Chile. Meneses hoy tiene 40 años, cuatro hijos y la fecha no lo toma para nada por sorpresa. Primero, porque en su condición de profesor de las Escuelas de Rock -donde dirige talleres de hiphop y cultura de calle- recuerdos, hitos y anécdotas están al llevar. Y también porque está inmerso en su propio proceso revisionista.
El rapero afina detalles de su historia del hip hop chileno, con fecha tentativa para el primer semestre de 2011. «Si no la escribo yo, lo va a hacer otro. Los periodistas nunca han entendido esta historia, porque van a hablar con los puros cantantes», dice. El jueves pasado comenzó con las grabaciones de «Hiphonauta del bicentenario», un programa de radio junto a Lito Peral de otra banda seminal del rap nacional, Los Inkultos, que se transmitirá cerca del 18 de septiembre a través de la Radio 40 Principales y que dedicará semanalmente sus episodios a próceres como Jimmy Fernández o Juan Sativo, todos en el estudio para hacer versiones originales y tratar de dar coherencia a la historia del hip hop chileno. Completado eso, pasará a cerrar su segundo disco solista, sucesor de «Lalo Meneses El Estilo»(2006, La Calle Records).
Por ahora, a disfrutar el palmotazo de los colegas, de las generaciones más recientes como Legua York, de los veteranos de La Coalición -esa organización cultural que asumió la prédica del hip hop en Chile- y la nueva sangre de lengua rápida, tarros diestros y cuerpo quebradizo que le organizaron la fiesta. Meneses pasa a recordar todo lo que pondrá en un libro que ya lleva dos años de preparación. Una historia que ruge sobre una base en loop infinito.
No seai embarao
Meneses es profesor. Siempre lo fue, dice. Desde que comenzó a cantar con Las Panteras Negras, a los 18 años, con al menos cinco años de diferencia con sus colegas. Se siente profesor desde que crecía en su casa en Renca, en la población Huamachuco, dentro de un hogar donde se leía mucho y que le enseñó a educarse y educar. Como la mayoría de su generación, llegó al hip hop después de ver las películas «Breakin»™»(1984) y «Beat street»(1984). En el callejón de Bombero Ossa, Santiago Centro, aprendió que el hip hop era una cultura, no sólo música, parada en cuatro patas: break, grafiti, rap y DJ.
Meneses se unió a la Coalición -había gente de los Inkultos, M-16, Tiro de Gracia y otros varios «vieja escuela»del rap-, una organización dedicada a difundir la cultura del hip hop en Chile. «Éramos como evangélicos. íbamos a Temuco, y agarrábamos a los cabros en la plaza para explicarles», recuerda. Plantaron base en Quilpué, junto a los Inkultos (hoy, reformulados como Inkultos Sound System). Hace algunos meses, haciendo entrevistas para su libro, Meneses andaba en Concepción. Le preguntó a Poetisa Rap, una exponente local, cómo había nacido el hip hop allá: «Nació cuando viniste tú con el Lito, poh», respondió riendo.
En 1995, Meneses estuvo a punto de convertirse en mártir de la causa: Carabineros impuso una demanda por injurias contra él, después de escuchar en vivo «Guerra en las calles»(un tema de su disco «Reyes de la jungla», 1993), y versos como «paco, corrupto e ignorante, no eres mi amigo ni lo fuiste antes». El cabro de lentes que rapeaba «El rapulento»se convirtió en prófugo de la justicia.
«Gracias a Dios, gané mi derecho a decir lo que quería. Hugo Gutiérrez (su abogado en el caso) tenía mil historias para argumentarlo. «˜-¿Quién eres para decirle a este huevón lo que tiene que cantar, si hasta al Presidente Alessandri lo vacilaban?»™. El Consejo de Seguridad del Interior del Estado dijo al final «˜qué me tengo que andar metiendo en huevás»™. Carabineros sabe que la cagaron. Y crearon un estigma entre los pacos y el hip hop», explica. «Pasa que todos somos rotos: nosotros somos rotos porque venimos de la Huamachuco, pero un huevón que vive en Las Condes, es roto cultural, y no puede ser autoridad o dirigir a un batallón de pacos».
-Al Juez (Daniel Palacios, integrante de Los Panteras) lo detuvieron por porte de armas. -¿Hubo persecución?
-Nosotros pagamos ese noviciado. Nos dieron duro, nos censuraron. Radio Carolina nos prohibió, hasta que desaparecimos de los catálogos. Nos fichamos. Al Juez se lo llevaron preso, porque se juntaba con un cabro que andaba en un auto choreado. Pero ahora está haciendo música y es profesional. Y allá arriba los cabros andan con pistola y son nazis. Yo soy flaite, de familia flaite, porque soy de la pobla y existe esa denominación. Para mí, el flaite es un huevón bacán. No es el huevón que anda con la ropa rota. Es un huevón elegante, choro, dadivoso con los suyos. No tengo esa contradicción. Lo respeto y ayudamos con hip hop a que la gallá salga.
–¿Qué salga?, -¿no sería lo mejor trabajar fortaleciendo la identidad y las condiciones de esos sectores?
-Claro. Eso pasa en Brooklyn, en Estados Unidos, donde Run-DMC y Public Enemy todavía se pasean. Pero acá están destruyendo los barrios, erradicando a los vecinos, llevándolos donde no se conocen y ahí se arman las peleas. Si vos erís de Renca, y postulai al subsidio, -¿dónde te mandan? A La Pintana. Y otra cosa. Tenemos marinos, Fuerza Aérea, ratis, pacos y sapos en todos lados: igual hay más pasta que la cresta. Mi hijo mayor tiene 18 años y peleo con él porque le gusta mucho ir a hueviar a la esquina, donde está todo el gueto. Pero no quiero que el huevón esté ahí, porque no es el mismo gueto mío, el de los «™80, cuando estaba la dictadura y nosotros nos aliábamos pa»™ pelear con los pacos, porque estaba Pinochet. Y si pasaba un cabro tarde pa»™ la casa cuando estábamos sentados, lo saludábamos, -¡buena papi! Ahora cogotean a ese cabro. Y no creo que la huevá llueva: la pasta entra por algún lado y alguien se hace el huevón. He estado en recitales que se han parado por balaceras. He estado calmando a los huevones, y se calman porque soy el Lalo Meneses.
El Bielsa del rap
Meneses soltó sus responsabilidades en la Coalición cuando el hip hop era un animal diferente: Los Panteras, ya conocidos por «El rapulento», sacaban pasajes a Europa y grabaron harto, dejando cinco discos hasta su disolución en 2003; Tiro de Gracia y Makiza reventaban la radio; las redes de difusión derivaron hacia enfoques políticos. «Leí a Malcom X y al «˜Che»™ Guevara. Pero si un cabro viene a un taller de hip hop, y le hablan de marxismo y sindicalismo, honestamente, los locos van a venir dos veces y chao. Mejor enseña a rapear, a pintar, a bailar y a hacer scratch. Y dale, lee a Gengis Kahn o a quien querái. Te apoyo, pero tú has lo que quieras con tu arte. Enseñando esto, he recibido pura bendición».
«Usted es como el Bielsa del hip hop», se ríen los alumnos. Y Don Lalo, como le dicen, rabea porque sus dirigidos rapean como españoles: «Que estaba en el «˜cole»™, con la «˜peña»™… Hermano, diga el piño, la pobla, los cabros, por último. Pero no me diga esa huevá, porque yo productor contrato a los verdaderos. Mejor sé imitador, como esos huevones que tocan como los Beatles. írmate un «˜Tributo a Los Violadores del Verso»™. Claro, cuando yo empecé había puro rap en inglés, así que no había por dónde copiar».
-El hip hop ya no necesita perder el tiempo en polémicas públicas, pero tuvo que pagar con su regreso al under. -¿Te acomoda ese lugar?
-Cierto, el hip hop volvió al under. Pero hay que distinguir entre tipos de raperos: los que quieren ser artistas y los profesionales. Los segundos son colegas que han trabajado con managers, que han ido a los sellos, que se han pelado la raja caminando con su música tratando de ganarse la vida. Apareció Makiza, Tiro de Gracia y nosotros nos mantuvimos ligados al hip hop cultura, que yo sentía apartado del rap más comercial.
–¿Tuviste reparos con ese enfoque comercial?
-Siempre. No porque cantaran y ganaran plata. Era por huevás personales. Voy a ser bien culiao en lo que voy a decir: cuando los huevones empezaron, iban a tocar con los Panteras, iban a las poblaciones, salían con los breakers. Cuando les empezó a ir bien, ibas a los recitales, preguntabas por ellos en la puerta y estaban ocupados. Entendí que eran cabros, que tenían poca educación y estaban asustados porque les llegó un poquito de platita y la gente los aplaudía. Fueron famosos, pero les faltó madurez personal, así que los que manejaban a esos cabros, esos huevones, hacían lo que querían. Tomaban al grupo X y los llevaban a tocar para el público de Chancho en Piedra, siendo que si los hubiesen llevado al gimnasio de Quilicura habrían matado con cinco mil personas en el público. Pero no. Los llevaban a La Batuta para 200 personas.
-Todo esa «ventaja»comercial se acabó. -¿Se sustenta todavía esa división?
-Con el Juan Sativo tenemos una amistad ahora y lo hemos hablado. Él está recuperando la cercanía a la cultura hip hop, porque pertenece a la cultura. Pagó el noviciado, igual que nosotros, de ser manejado por gente que no tenía conocimiento ni respeto por lo que era ser hiphopero. Estos cabros se separaron, cagaron muchos, siguieron bien pocos. Y terminaron volviendo a los encuentros, a juntarse con los old school. Hoy la cultura tiene una unidad, gracias al trabajo de gente como el Jimmy (Fernández) o la Anita (Tijoux), que siempre han dado muestras fuertes hacia el under, y también por la pega de los old school, del Chino Máquina, del Toño Negro, de Claudio Flores, de Zapata. Lo terrible es que hace un par de años no había ni rap pop en la radio. Ahora está sonando Zaturno y la Anita, y antes, puros recuerdos. Seguían programando «La rosa de los vientos»y la Anita ya va en el segundo disco. Nosotros alcanzamos un nivel profesional cuando estábamos en sello (Alerce), pero hoy hay cabros que no tienen idea qué es una conferencia. Ese apoyo yo lo hago desde las Escuelas de Rock.
–¿Te tienes que cuidar en tu condición de profesor, como contratado por una institución del Estado?
-En los talleres me dicen: «oiga, -¿pero usté tiene ficha, ah?». «Mire, compadre», les digo, «yo acá estoy para hablar de hiphop, no me hable huevás. Acá hay más gente, no sea sapo. Si yo alguna vez fui delincuente, no le importa a usted, no me lo esté gritando. Cuando yo era chico aprendí a no ser sapo. Y voh erís sapo. Entonces no erí choro». Y se cagan enteros. Porque hasta esa huevá -ese orgullo, ese respeto- se ha ido perdiendo. Yo era pesao, era el más chucha. Y como fui el que botó más rejas, voy a levantarlas. He sido bien vandálico. Reconozco que hardcorié, pero ahora estoy arreglando. Porque no es para otros huevones, es para mi gente, para el público que es mi amigo. Hay que arreglar lo que uno destruía en la locura. Acérquense, a este pequeño calor de música. LCD
En acción
«Lalo Meneses, 20 años de trayectoria»se celebrará el sábado 28 de agosto, en el Raíces Bar (Cueto 816), con entradas limitadas para 250 personas. Los invitados al cumpleaños: Jimmy Fernández, Claudio Flores, Legua York, MC Romero, OskrT y DJ Sexmanolex.
Por Marcos Moraga L. | La Nación Domingo
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18 octubre, 2010 at 2:38 am
te felicito lalo x tus logros