Entrevistas
«Esto no es el arte por el arte»: Entrevista a Natalia Contesse
Natalia Contesse va más allá de estar presentando un nuevo disco, Futuro Primitivo. Natalia regala un trabajo que desnuda su visión de mundo, desde la que nacen todas las experiencias que la han llevado a recorrer un camino riquísimo en vivencias, azares y devenires. Porque Natalia no canta por cantar, ahora con su nueva entrega, Futuro Primitivo, queda claro que lo que hace ella es honrar, ceremoniar y al mismo tiempo educar en la sensibilidad, para ser un aporte de guia y acompañamiento para los días de quienes escuchan su música. Tuve la suerte de conversar con Natalia sobre sus decisiones artísticas y esto es parte de lo que hablamos.
Natalia, acabas de presentar tu último disco, que es parte de una tetralogía vinculada a los elementos y que se cierra ahora con «Futuro Primitivo». ¿Cómo nace esta idea de hacer este trabajo?
La verdad es que no fue algo planificado. Yo creo que el arte, el arte-vida, como concepto, siempre deja algo al azar, algo que mueve sus propios hilos. El año 2009, antes de hacer Puñado de Tierra, tenía muchas ganas de hacer una cantata de los cuatro elementos. Yo era muy joven, había escuchado la Cantata Santa María, pero no tenía nociones de lo que significaba hacer una cantata. Y de hecho postulé a unos Fondart, que me encantaría verlos ahora, porque debe haber parecido un chiste: Una cantata de los elementos. ¿Por qué los elementos? Porque el 2001 tuve la oportunidad de conocer a una mujer, artista y chamana ecuatoriana, que vino a Chile por primera vez a hacer una ceremonia. Yo fui muy joven a esa ceremonia y me tocó profundamente el alma ese encuentro con ella. Me acerqué y le pedí que lo que ella estaba haciendo yo lo quería aprender. Desde el 2001 al 2011 tuve un trabajo bien potente viajando con esta mujer. Me eduqué de alguna forma en sus valores.
¿Vajando por Chile, por Ecuador?
No, vajando por América: Argentina, Colombia, Estados Unidos, también a España. Ella iba a estos lugares a hacer ceremonias y yo estaba como asistente con ella, entonces tuve 10 años de una educación en el chamanismo andino. La cosmovisión andina.
¿Qué tipo de ceremonias? En la cultura más «occidental» por decirlo de alguna manera nosotros marcamos los hitos: los nacimientos, fallecimiento. Ceremoniales urbanos, católicos, coloniales. Pero no paramos para una cereminia por la llegada de la primavera, o el solsticio…
Dijiste una palabra clave: colonial. De alguna forma la invitación de esta mujer, Carmen Vicente, por 10 años, hasta el primer disco de la tetralogía tiene que ver justamente con aquellas ceremonias que son parte de lo decolonial. Ella cambió mi forma de relacionarme con el agua, por ejemplo, fui a una ceremonia donde distintos pueblos ayunan cuatro días, sin agua, sin comida, para volver a educarse en su relación con el agua. Eso a mí me transformó totalmente. La relación con los muertos, ceremonias con altares a ellos. Todos conocemos México, que ha abierto esa estética y esa experiencia, tenemos unpoco más de familiaridad con ellos. Agua, muerte, la relación con los alimentos. Y en toda esta ceremonias me daba cuenta que había cuatro pilares que estaban sosteniendo todo: la tierra, el aire, el agua, el fuego. Siempre estaban presentes, en los altares, en los rezos comunitarios de ls personas. Eso te hace sentir que son las cuatro fuerzas que sostienen y permiten la vida. Me eduqué en los valores de esos elementos.
Entendiendo que queda claro de dónde viene la vinculación ¿por qué crees que fue necesario permear esta experiencia personal a tu trabajo artístico?
Yo creo que el arte son ideas fijas y obsesiones que uno tiene. Que uno cree. Yo sentí que estas cuatro fuerzas tenían que cruzar mi trabajo, era lo que me estaba moviendo a mí, empecé a dialogar con estas fuerzas. Entonces esto es vital y voy a honrar esto.
Como una declaración de principios
Sí. Voy a honrar esto, voy a hacer que mi arte tenga que ver con esto. En estos 10 años de prácticas me di cuenta que estaba totalmente relacionado, pues no es solo el arte por el arte, sobretodo la música, la potencia en el ritual, en las danzas comunitarias, en las fuerzas del agua. Y entre medio se me aparece la cantora campesina, por ahí el 2006, 2007, que es una mujer que más encima tiene un lenguaje musical, la guitarra traspuesta, la tonada, la cueca, y que cumple un rol oficiante de la ritualidad del crecimiento de la semilla, pero como dices tú, de los bautizos, quizás tocado un poco más por lo colonial, entonces todo me cuajó. Cuál es el sentido de la música, para mí, en función de qué va, como dije, arte por el arte o que las canciones pueden permearse de algo que para mí es más importante, que para mí quiero transmitir, agradecer, algo con lo que yo quiero dialogar.
Quería preguntarte aprovechando por qué te autodefines como cantora y no como cantautora o como artista, de frentón. ¿De qué nos vestimos cuando decidimos usar esa denominación en particular?
Hay que entender que tengo la tetralogía, pero que han existido otros discos entremedios. Ahora que la tetralogía se cierra siento que quiero habitar más lo que es «artista», autodefinirme de esa manera. Hasta ahora como bien dices me enmarcado en esta palabra, la cantora, pues soy una mujer que hace muchas cosas y que en este camino de estas ceremonias, tránsitos por pueblos americanos, he aprendido mucho y ahora hago ceremonias, las dirijo, además de cantar, hacer discos. Cuando me encontré con la figura de la cantora, hay un testimonio muy bonito de Violeta Parra, cuando visita la comuna de Barranca y se encuentra con esta mujer, que es cantora, componedora de huesos, arregla angelitos, sabe sacar empachos, habla de una mujer que tiene muchos oficios. Yo creo que todas las mujeres tenemos esa condición. Y en lo andino, ves a las mujeres andinas que andan sembrando, cantando, con la guagua aquí y le dan comida a la gallina. Somos una condición de mujeres multifacéticas, multioficios, y yo me caracterizo por eso. Tengo un proyecto educativo, La Carpa de los Oficios, que es un espacio de transmisión de saberes, de haceres, enmarcados en la cultura popular, indígena, he aprendido muchos oficios, entonces creo que me define la cantora, porque no es solamente la persona que canta en el espectáculo. La cantora va siguiendo un ciclo, un ciclo de la semilla. Cuando se siembra, está la trilla a yegua suelta, la cruz de mayo en mayo, como va evolucionando la semilla, el crecimiento de la espiga, el fruto, entonces me enmarco en eso. en la sensación que el canto va en función de un devenir que no es para nada el mundo de las industrias musicales. va por otra corriente. He pasado noches cantando, donde la gente no aplaude, es otra cosa. Mucho de eso. Siento que hay algo ahí que a cantora me cerró el ojo. He descubierto que en Parral que mi tatara abuela, Delfina Moreira, fue cantora, partera del pueblo, su hija Rosamelia Muñoz también fue cantora. Y yo creo que muchos de ustedes van a encontrar tías, abuelas que son cantoras. Pues es una condición de un perfil que se da por características de mestizajes muy específicos que se dan en esta zona central- sur, y no en otro lugar.
Estás hablando de otra forma de abordar este arte, donde no se aborda desde el pedestal, desde el aplauso, sino en el día a día. Ahora mientras conversamos me comentas que vas a comenzar a auto definirte como artista. ¿Por qué ese giro? Sin dejar atrás lo de cantora.
Siempre voy a ser una cantora. Igual como se cerró esta tetralogía una siempre empieza otras indagaciones y estoy pensando en otras materialidades, a partir de lo que te conté de muchos años de trabajar oficios. Orfebre, trabajé con Batik con posibilidades con tinturas, con barro, alfarería, entonces tengo una sensación que es momento de otras materialidades, sin dejar de ser cantora. Para mí la autobiografía en cueca fue una gran obra para mi misma, haberlas escrto durante 12 añs para contar mi vida, Gaston Soubette lo cerró con un prólogo maravilloso y muy generoso, siento que ahora comienza un descanso para pensar esas materialidades.
Respecto a Futuro Primitivo, ¿por qué estamos hablando de este futuro que vuelve a la raíz?
Creo que para encontrar el futuro hay algo que tenemos que ir a buscar atrás. En lo andino el futuro es el que está atrás, el pasado está adelante pues lo que uno ve. Lo que está atrás, lo que ya sucedió nos sirve para mirar lo desconocido, lo que no vemos. Para ceñirnos a lo que viene hay que ir a buscar algo atrás y la canción especifica lo que hay que ir a buscar, en Serpiente, que es la acción de ir para atrás. Volver a encontrar los mitos, cómo se funda, bajo qué valores, prácticas, experiencias, en esos lugares antiguos cuando poníamos las manos en la cueva.
En Serpiente, hablas de los fusiles que se lanzan a la lava, ¿los fusiles de quién?
Para mí la serpiente puede ser muchas cosas, es la que puede llevarte a sacarte velos. Te ayuda a ver cosas que no verías. Como te lleva a la estrella, poder ver el fuego y poder tirar al fuego la creación humana que tiene la tierra como la tiene. La letra dice «se va, se va la codicia, se va la ambición». La ambición y la codicia han hecho que existan fusiles y armas sobre la tierra, entonces esta serpiente tiene la capacidad de subirnos a un espacio que como humanos no podemos habitar y de poder lanzar ahí y que se derritan, en el fuego. Me interesaba hablar de estados y condiciones del fuego, la lava, las lenguas de fuego. Y la lava es una energía transformadora, es como el néctar de la tierra. Con la posibilidad de renovar, toda esa ceniza hace que florezca la vida. Me parecía casi como una visión curativa de este poder femenino del volcán. La lava puede derretir toda esa codicia y ambición, basta. Nos basta con el fuego de las estrellas, no necesitamos estas armas en este Futuro Primitivo. La canción es como profética, estos 10 años que hablamos antes, de estar en muchas comunidades, yo veía que el canto para ellos no es cantar cualquier wevá, ellos sienten que lo que se canta se cumple.
El cuidado de cómo se nombran las cosas. Tener cuidado de lo que invocas. Igual quería preguntarte dónde empieza lo popular y dónde empieza el folklore.
Es una gran pregunta que hay ramos de dos semestres para ver qué es lo popular, lo tradicional, lo folklórico, dónde está la separación. Folklore tiene que ver con la voz del pueblo, lo folklórico se junta con la palabra raíz, que no se ve tanto pero que representa la herencia de lo que pasa de generación en generación. Una voz que reverbera que parece estar oculta, no está en la radio.
¿A lo mejor debiéramos sacar de nuestra cabeza la idea del folklore desde lo colonial y debiéramos abrazar más lo popular?
Siento que o popular es más antiguo que lo folklóricos. Cuando los románticos alemanes crean el primer manifiesto sistemático del realismo alemán, dos poetas y un filósofo, ponen ahí lo popular como una necesidad de buscar una filosofía sensible, ante la caída de la revolución francesa, en el fondo dicen: nosotros debemos ir al pasado. Es un gesto muy Futuro Primitivo. Si queremos pensar en la igualdad, la fraternidad, la libertad, tenemos que ir a buscar hacia atrás, por eso se van a los griegos. Lo Popular es ir hacia atrás. También se piensa en principios del siglo pasado en las vanguardias cuando los artistas van a buscar, como Picasso, las máscaras en África, y se habla de latencias antiguas y populares que cruzan ese arte para que sea un arte contemporáneo, entonces es super interesante lo popular.
Hay una resignificación en tu música de cantares y formas que se cruzan más con los elementos de lo popular que de lo folklórico. Ahora, volviendo al single, qué otras canciones del disco, además de Serpiente, son las canciones imperdibles de esta entrega.
Hay una canción que creo que es imperdible que levanta los cuerpos en amor para bailar en el living, que es Hay Amores, que es como un vals que tiene una ternura con el paso del tiempo, del amor que nunca muere, que tiene algo muy amoroso en esa canción. El abrazo del fuego en el amor. El disco está dividido en tres fuegos: el fuego del origen, el fuego del amor y el fuego de recordar, con tres canciones en cada parte. En el centro está el fuego del amor, la canción del volcán.
Como un ciclo vital: lo que nace, se desarrolla, luego se va.
Claro. Y las canciones en el fuego del recordar tienen nombres en lenguas nativas, mapudungun, quechua y Domo Mamull, que es una canción que es una invitación a escucharla, es la que más escuchas a tenido en Spotify y que nace el día en que me encontré en la Plaza de la Dignidad, en diciembre de 2019, donde me encuentro este cuerpo de madera, que corresponde a Che Mamull, gente de madera, pero Domo Mamull porque es mujer, como un acto de espiritualidad muy potente y esa canción habla sobre ese cuerpo de madera. La puse en Futuro Primitivo porque la madera y el árbol son parte del primer fuego, el primer cuerpo que se ofrenda para hacerse fuego. Y nos sitúa ante una materialidad y un cuerpo de arte que transforma. Donde se instala un Domo Mamull el lugar cambia y pasa ser un lugar sagrado. Uno pasaba por ahí y había flores y ese centro se transformó en un lugar de rogativa y eso me conmovió profundamente. Un cuerpo tangible donde uno ve un altar y ve una cultura milenaria, una forma de espiritualidad que stá ahí. Esa canción habla sobre eso, el pueblo que retorna a una plegaria. Ya no estamos tan huérfanos y dice «las banderas que volvemos a levantar» están llenas de significancias que tiene que ver con el sol, la luna, la vuelta a la naturaleza. Necesitábamos identificarnos con algo. Tomamos las banderas y sentimos que pertenecíamos a algo más. Fue una acción decolonial masiva. Que ese cuerpo se haya levantado ahí es una confirmación de decir que hay un legado espiritual, filosófico, que es de esta tierra y podemos ir por ese caudal. Y una de las estrategias más fuertes para el rechazo fue todo lo del pueblo indígena. Y como hablábamos del arte profético: El futuro primitivo, sus canciones, se juegan eso, que el canto es una materialidad espectacular que puede dialogar con el cerro Renca, con el cóndor y genera relaciones reales con el agua. Y lo que pasó con Domo Mamull fue profético y después estuvo Elisa Loncón. Primero el cuerpo de madera, íncono femenino de madera mapuche y luego Elisa Loncón en el centro. Creo que hay una vinculación entre ambas cosas. Yo vivo mis propios indicios, yo fundo mi refugio de vida, arte vida.
¿Cómo se impregna alguien con tu trabajo? ¿Cómo sugieres que alguien escuche esta tetralogía? Viendo estos cuatro pilares, cómo sugieres que lo aborden.
Yo diría que escuchen Futuro Primitivo, vayan a Puñado de Tierra, que vayan en la onda del hoy. Corre la voz, Diluvio y que vuelvan a escuchar Futuro Primitivo.
Ahora que terminaste esta obra que mantuviste en la cabeza por 10 años, ahora hacia dónde giras.
Dentro de todoe ste camino fundé una escuela que se llama Escuela Chilena de Folklore y oficios y también me metí entre el 2017 y 2022 a la Universidad. Hice una licenciatura y un Magister en estética y en estéticas americanas. Y ahí hay algo cuajándose. He estado generando grupos, creé un diplomado de estética situada, que fue una experiencia maravillosa. Me pidiero ahora que escribiera alineamientos de un centro de arte en la Universidad de la frontera, que ha sido hermoso, poder pensar en un espacio así. Se está como cuajando algo donde el arte tiene otros soportes. Siempre voy a ser cantora, pero la ritualidad ha tomado mucha fuerza en mí. El año pasado estuve en Australia, en Portugal, en Ecuador y ahí mi trabajo se ha hecho más fuerte con la gente. Entonces arte y espíritu están cuajando cada vez más. Siempre me gusta crear, permear, que las cosas tengan un sentido. Que tengan relación con lo que creo que es vital.
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