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Streaming: lo mejor que nos ha pasado, pero hay que arreglarlo
En esta pandemia, muchos grupos cuyo fuerte son las presentaciones en vivo, se han volcado a generar la mayor cantidad de reproducciones en sus plataformas, como una forma de generar ingresos. El streaming, si bien no es un formato nuevo, en la pandemia se ha transformado en el rey de la fiesta. Por estos días, el debate en Europa es sobre la forma en la cual se distribuyen las ganancias que generan y ese debate pronto se tomará la agenda en nuestro país (o pensamos que así debiera ser).
Cuando una banda comienza su trabajo, parte por ensayar, crear canciones y luego viene el paso lógico de grabar esos temas, para dejar un registro de su creación. La cosa comienza a profesionalizarse y se empieza a conocer más en detalle todo lo que implica la generación de dineros relacionados con una producción fonográfica. Para ponerlo en fácil, cada vez que se vende un disco, se generan ingresos a repartir. Y cada vez que se utilice ese disco en un supermercado, en una radio, en una discoteque, se generan otros ingresos a repartir, por el uso de la música grabada. En Chile, quienes administran esos derechos son la Sociedad del Derecho de Autor, SCD, quienes actúan como una recaudadora (muy similar al SII), solicitando a todos quienes usan estas grabaciones el pago de los derechos que apliquen. Hasta acá todo más o menos claro. Es habitual que al momento de que una banda firme contrato con un sello discográfico, este documento estipule cuáles son los alcances del acuerdo y los porcentajes involucrados, con obligaciones y derechos.
En tiempos en los cuales el nuevo formato de comercialización de la música es el streaming, en nuestro país aún existen muchas bandas que tienen dudas sobre cómo funciona el asunto, qué derechos son los involucrados, qué son las agregadoras, qué servicio dan, cómo entran los sellos, si es el caso, en esa dinámica, etc., etc. Sin embargo, es importante conocer cómo funciona cada nuevo formato en el que se comercialice la música, pues por ejemplo en este momento la industria estaría replicando al streaming los acuerdos del formato físico, lo que está siendo cuestionado en diversas partes del mundo. Y se suma a ese cuestionamiento la forma en la que se aplica el modelo de negocio general en las plataformas más importantes a nivel global.
El 15 de octubre de este año, el parlamento inglés anunció que su comité de Deportes, Medios, Cultura y Digital va a revisar el modelo de negocio del streaming, pues si bien para el Reino Unido significa una ganancia de mil millones de libras esterlinas, solo el 13% de ese dinero llega a los artistas. Julian Knight, miembro del parlamento, comentó sobre esta revisión “Si bien el streaming es una parte creciente e importante de la industria de la música que contribuye con miles de millones a la riqueza mundial, su éxito no puede llegar a expensas de artistas talentosos y menos conocidos. Los algoritmos pueden beneficiar a las plataformas a la hora de maximizar los ingresos de la transmisión, pero son una herramienta contundente para operar en una industria creativa en la que el talento emergente corre el riesgo de no superar el primer obstáculo. Nos preguntamos si los modelos comerciales utilizados por las principales plataformas de transmisión son justos para los escritores y artistas que proporcionan el material. A largo plazo, estamos analizando si la economía de la transmisión podría limitar en el futuro la variedad de artistas y música que todos podemos disfrutar hoy «.
La iniciativa “Keep Music Alive”, lanzada también en el Reino Unido apunta a una campaña que logre «arreglar el streaming» (#Fixstreaming) pues plantean que los modelos de negocio de las principales plataformas son motivo de preocupación, pues con ellos las discográficas se llevan la mayor parte de lo generado. (Se realizó además otra campaña esta vez desde los artistas llamada #Brokenrecord). En #Fixstreaming, la campaña apunta a solicitar a todos los participantes del sector que trabajen mano a mano y acuerden un modelo transparente, sostenible y equitativo para la distribución de los derechos de autor en la era del streaming. Ambas organizaciones crearon la petición para que el gobierno británico emprendiera urgentemente una revisión del streaming para garantizar un ecosistema musical justo y transparente.
El día de hoy, agrupaciones de managers de artistas en Europa están llamando a debatir sobre este tema, pues consideran que debido al auge del streaming, son los sellos y no los artistas, quienes han tenido un buen 2020. Hablan de licencias obsoletas y prácticas contractuales como una de las causas de esto, pues los contratos heredados que han sido extrapolados al streaming eran para la era del CD, no para lo digital. Por otro lado, actualmente no todo el dinero puede asignarse con precisión a las canciones que realmente se han escuchado en un streaming y además, el sistema actual está centrado en el servicio y la propuesta es que lo sea centrado en el usuario (de forma que lo que escucha ese usuario reciba directamente el beneficio generado por ese streaming). En otras palabras: lo que se quiere es que si yo tengo una suscripción y escucho tres bandas, los beneficios de mi suscripción vayan directo a las bandas que escuché y no entren a la bolsa de gatos de repartición como servicio general.
En lo que se refiere a los contratos discográficos, EMMA (European Music Managers Alliance) afirma que: “Los contratos de los artistas deben actualizarse. Las tasas de regalías analógicas no deben aplicarse a los ingresos digitales, las deducciones obsoletas deben eliminarse y los saldos no recuperados deben revisarse después de un período de tiempo razonable. La deuda del artista no se debe traspasar durante décadas ”.
En cuanto a las regalías de las canciones que no coinciden con precisión con las canciones que realmente se han escuchado en streaming, esto da como resultado que el dinero termine en la llamada ‘caja negra’. «Si bien los ingresos de los escritores no identificados y no emparejados con frecuencia pertenecerán a los compositores con ingresos más bajos, por lo general, se reasignan por participación de mercado a las personas con mayores ingresos, o a aquellas que tienen un conocimiento interno de los mecanismos [de la sociedad de recaudación]. Esto es injustificable, no redunda en beneficio de los miembros [de las sociedades] en general y necesita una reforma con efecto inmediato ”, indican desde EMMA.
Según plantean, debiera entonces comenzar a reformarse primero las sociedades y otras entidades involucradas en la concesión de licencias digitales, para que sean completamente transparentes sobre cuánto dinero no se corresponde con precisión con las obras y cómo se distribuye el efectivo de caja negra. Mientras tanto, el intercambio de datos entre sociedades y entidades otorgantes de licencias debe aumentar para que más regalías puedan corresponder con precisión a las canciones que se transmitieron.
¿Podremos ver este mismo debate en Chile? Eso sería interesantísimo, con los managers y los propios artistas tomando la bandera para solicitar revisar los contratos y dejar de siempre ponerse sobre el agua, en el mar que es la industria, dejando que el tenor de la marea maneje las condiciones de retribución de su trabajo. Este es un tema pendiente, del que hay que estar atentos. Y si tiene errores, arreglarlo.
Pamela Gaete Leyton
Aldea Local
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